Esta no es otra estúpida boda romana...
No me malinterpreten, la novia estaba relativamente guapa y el novio pues no se, ahí estaba el hombre, aguantando el tipo. Lo divertido de estas cosas es cuando el fotógrafo les dice, ahora pónganse como mirando al infinito, y los dos con las caritas puestas en plan sextercio, o, cójanse de la mano y mírense a los ojos mientras caminan hacia mi. De poco no se nos mata la novia entre los tacones, el vestido tipo princesa Disney y ése moño que le pesaba más que la propia cabeza.
Bodas había de muchas clases, dependiendo precisamente de las mismas, así que mejor describir una boda normalita, como a la que habrán asistido cualquiera de ustedes, a no ser que estén emparentados con algún tipo de familia Real, en ese caso, pónganse en contacto conmigo vía mail. Mil gracias.
Como iba diciendo, una boda normalita empezaba con el pacto entre las familias, aunque también había casos en los que se casaban por amor, pero eso era bastante raro, la verdad. Lo primero de todo eran las Esponsales, es decir, el futuro marido con su familia se presentaban en el hogar de la señorita y éste le entregaba un anillo para simbolizar su compromiso, esto se sigue estilando hoy en día, pero los anillos se entregan de rodillas, dentro de pasteles o en una cajita colgando de el collar de un perro (leí un artículo sobre eso en algún sitio, anonadada me quedé) Las mujeres tenían una dote, una cantidad de dinero que el progenitor de la misma le entregaba al marido en agradecimiento por sacársela de encima (en aquella época las mujeres eran poco más que una carga). La mujer, el día antes se despojaba de todo aquello que alejaba de la niñez. Entregaba sus juguetes y parte de sus vestidos como símbolo de su paso a la madurez, algo así como el simbolismo que implica meter billetes en los calzoncillos de un gogó el día de tu despedida de soltera en la actualidad.
La ceremonia empezaba por la mañana, la novia vestía con una túnica blanca, un cinturón de doble nudo y un velo naranja, que generalmente adornaban con una corona de flores. El novio llevaba una túnica de gala, pero sin demasiada ostentación. Ambos cónyuges pedían los auspicios de un augur, que podía ser alguien de la familia. Parece ser que hasta las peores familias tenían un augur, algo así como el cuñado graciosillo. El romano era un pueblo terriblemente supersticioso, los auspicios eran algo así como una consulta a los dioses de que el matrimonio era visto con buenos ojos, y una manera de pedir suerte. Para que éstos les concedieran el favor (algún día me extenderé sobre los dioses romanos y su "¿Qué me ofreces a cambio?") sacrificaban un cerdo, un ternero o un buey, dependiendo del bolsillo de cada familia.A su izquierda, el augur consultando entrañas y haciendo los auspicios
Los enamorados dándose la mano con la prónuba de por medio...
Al llegar al umbral del hogar, los padrinos cogían a la novia en brazos y la metían en la casa. Volviendo a la superstición, el hecho de que la novia tropezara o entrara con el pie izquierdo sería interpretado como una señal de mala suerte y infortunio. Lo que me llama la atención es que fueran los padrinos y no el novio, supongo que sólo faltaría que el novio se tropezara con la novia en brazos, entonces sólo les quedaría la opción de pegarle fuego a la casa maldita.
Alianzas romanas
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